64. Libro de Quejas

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Del Otro Lado: La vez, la última. Trigésimo.

Primeros días de Mayo de 2009

Después de un año y medio de no estar en pareja, había cosas que ya había olvidado, o prefería no recordar. Los reclamos por ejemplo. La relación estaba recién empezando y los dos sentíamos la necesidad de estar en contacto todo el tiempo. Además Zapatillas Verdes estaba sin trabajo y no tenía mucho que hacer, y yo trabajaba poco. Hablábamos mucho por teléfono y nos mandábamos muchos mensajitos de texto. O más bien él me mandaba montones de mensajitos hermosos, que me hacían sonreir en donde estuviera, diciéndome cuánto me quería y lo mucho que me extrañaba. Yo casi siempre se los contestaba. Casi siempre. A veces estaba ocupada, o no escuchaba el teléfono en el tren, o simplemente no sabía que responder, y no contestaba. Yo considero que no todos los mensajes ameritan una respuesta. Pero él no estaba de acuerdo, y cuando nos veíamos más tarde venía el inevitable reclamo.

-¡Nunca me contestas los mensajitos!

-Pero si te los contesté…

-No, ¡el último no!

-…

O lo que es peor, alguna vez pasó que le contesté -Te llamo más tarde ¡y después me olvidé de llamar! Desastre. Un rato más tarde recibía su llamado.

-¡No me llamaste!

-¡Pero no me das tiempo…!

-…

Y así seguía la lista de reclamos. Pero había cosas que a esta edad yo simplemente no tenía ganas de bancarme. Entendía que se mezclaban en partes iguales aburrimiento, un poco de celos y por otro lado que no nos conocíamos tanto para tener total confianza en el otro. Pero yo creo que sin confianza una relación no vale la pena, al menos hay que intentarlo. Y además, después de cuatro años atendiendo quejas y reclamos en un call center… simplemente la queja me rompe las pelotas. Tenía que hacer algo. Antes que el reclamo se volviera una costumbre arraigada y fuera algo ineludible.

-¡No me contestaste el mensajito!

Volvió a decir unos días después. No contesté. Me quedé muda, con una sonrisa en la boca y simplemente dije:

-Esperá…

Me fui hasta mi cuarto y agarré un cuaderno nuevo (por suerte siempre tengo, para tomar anotaciones de mis pacientes) y un marcador indeleble negro. Y en la tapa del cuaderno escribí, con letra de imprenta prolijita:

«Libro de QUEJAS, Reclamos y Sugerencias»

Lo abrí en la primera hoja y se lo dí, junto con una birome.

-A partir de ahora solo se atenderán reclamos por escrito. Se responderán por el mismo medio, solo si lo ameritan.

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33 comentarios en “64. Libro de Quejas

  1. te acabas de convertir en mi nueva gurú espiritual y ya salgo a comprar un cuaderno nuevo
    jajajjajj genial!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  2. Clap, clap, clap… genial la idea!!!
    No se enoje GS, uno nunca es como lo ven otros ojos. Sólo que a estas alturas de la vida uno carga con equipaje desde antes e invariablemente eso afecta a los que llegan despúes. Con mucha ó poca, poquisima a veces razón.
    Besos!

  3. ay Des, solo anda con cuidado con esas cosas.mmm vos como psicologa sabras, pero sabes q son razgos a full de un posesivo.Fijate.

    Igual lo mejor como siempre,besos.
    Marianela

  4. Juaa ! En mi caso, que soy la quejosa, llenaría el cuaderno en dos o tres días jaja!

    Muy bueno como recurso. A veces un chiste afloja la tensión y nos damos cuenta que no era tan importante después de todo 😀

  5. aaaa pero si todos los mensjees debeeen respondeerrseeee aaaaaaaaaa jajajaj aveces pienso igual 😦 «xq no me contestaste» pero ya llegue a entenderlo lo q pasa es q yo siempre contesto…y cuando no le contestoo m paso torturando un graan rato asi como » no no no no le respondere hay mas tarde» y al rato «mejor le respondo» aaa jaja
    dias sin leerte saludoos

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