78. Being New Poor.

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Del Otro lado: Hasta el papel…

 

Las cosas entre nosotros seguían muy bien. Disfrutábamos de estar juntos y cada vez teníamos más planes. O mejor dicho, él cada vez tenía más planes. Un día nos íbamos a mudar a un departamento más grande, al día siguiente me iba a llevar a recorrer Europa o a las Islas Griegas, otro día se quería comprar una moto, un rato más tarde se conformaba con comprar una cama más grande, al día siguiente nos íbamos a mudar a Rio, para vivir cerquita del mar. Yo a veces me enganchaba y a veces no tanto. Me costaba un poco despegarme de la realidad, de mi cuenta bancaria que cada vez estaba más flaquita. Lo cierto era que los ahorros algún día se iban a terminar. Había que hacer algo. Los dos estábamos buscando trabajo y él de tanto en tanto lograba que le devolvieran algunos dolares que todavía le debían de otras épocas. Porque claro, había habido otras épocas. Épocas de tirar manteca al techo. Él venía de una infancia de choferes y mucamas. De casa en el campo y departamentos gigantescos. De ropa de marca, colegios carísimos y todo tipo de derroches. Y yo escuchaba sus historias y me horrorizaba un poco. No por el hecho de la plata en sí. De hecho mis viejos habían tenido sus épocas de casa en el country, departamento en la costa, dos autos y tres mucamas. Pero nunca se les había subido la plata a la cabeza y nos criaron con los pies bien en la tierra y sabiendo lo que costaba ganarla. Nunca se me ocurriría criar a un hijo así, ni aunque me sobrara la plata -le decía- no te enseñaron a cuidarla. Para peor después vinieron las épocas en que él mismo hizo mucha plata. Bueno, no mucha pero bastante. Y en vez de cuidarla para poder tener algo suyo se la patinó. Toda. Me contaba como se la gastaba en taxis, en ropa de marca y hasta en pedir helado de Freddo todos los días. En habanos y hasta en vinos carísimos que no tomaba. En boludeces. Hasta me contaba, como se cuenta un chiste gracioso, que le molestaba tener monedas en los bolsillos y que directamente las tiraba en la calle, las pateaba. Yo no podía creer lo que escuchaba. Simplemente no lo entendía. Me hacía una imagen de alguien a quien no le costaba nada ganar el dinero y por eso lo tiraba. Pero no era el caso. Él se bancaba meses y meses de viajes, lugares incómodos para dormir y miles de horas de trabajo. 

Pero ahora las cosas eran diferentes. Poco a poco empezó a acostumbrarse a moverse en colectivo y a no tomar taxi salvo en caso de urgencia. A guardar las moneditas y a no gastar (tanto) en pelotudeces. Lo máximo fue cuando sacó una foto con su celular top adentro del colectivo y la publicó en facebook como una curiosidad. Cuando la vi casi me muero de la risa.

-Ahora sos «New Poor»…

-¿Qué? ¿Que es eso?

-¿Viste como esa gente que de golpe hace mucha plata y se la cree, se empiezan a comprar la casa en el country, el auto más top, y la ropa más cheta pero en el fondo siguen siendo grasas? Esos son los New Rich.

-Ahá…

-Bueno, vos sos al revés. Sos New Poor.

14 comentarios en “78. Being New Poor.

  1. Juuuuuaaaa no paro de reir!! Que buen término! Le aplicaría a varios que no saben aún vivir en la realidad fuera de sus mansiones sanisidrenses!
    Te la robo te juro! ajjajaja

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