Me quedé muda. No sabía qué contestar. Mis ideas estaban más desencontradas que nunca. Había un costado de mi cabeza que gritaba
-¿Qué??? ¿Me vas a dejar así? ¿Para qué mierda subiste??
Pero estaba también el otro costado, el que me decía
-relajate, si vos también tenías dudas, si vos tampoco querías que sea solo una noche más… ¿que problema hay en esperar? Y además te está diciendo que le gustás mucho, que te quiere ver mañana… esperá…
Pero mientras por mi cabeza pasaban todas estas ideas, y tal vez algunas más, mi boca estaba cerrada. No era momento de decir nada, o tal vez solo de escuchar…
-…
-No es que no me gustes, te aclaro, me encantás y tengo muchas ganas, pero siento que no es el momento…
-ok…
-Vas a pensar que soy gay… -dijo después de un rato de silencio
-No, no… está bien…
Le contesté, después de pensar un rato, mientras nos quedamos abrazados, acariciandonos desnudos en la cama. Todo seguía siendo muy raro. Era a la vez un momento muy íntimo, pero seguíamos siendo solo dos desconocidos. Decidí hacerle caso a mi intuición, la que me había inspirado las dudas al invitarlo a subir, y la misma que me indicaba que no estaba mal esperar, que el hecho de que alguien te diga que quiere algo más que sexo con vos es una novedad interesante. Seguimos abrazados un rato más, acariciandonos y besándonos, hasta que se hizo casi la hora en la que mi amiga me iba a tocar el timbre. Entonces nos vestimos, y seguimos hablando un rato más en el living. Por algún motivo nos costaba mucho separarnos, y si no hubiera sido porque me había comprometido con mi amiga, hubiera preferido quedarme con él. Pero no podía colgar a mi amiga de esa manera, así que no me quedaba otra que echarlo, sutilmente.
-Pero… ¿es verdad lo del cumpleaños? ¿O lo inventaste para tener una excusa por si estaba todo mal?
-¡Es verdad! -Le dije -Mi amiga va a tocar el timbre en cualquier momento!
-Bueno, me voy… Pero solo si me prometés que me vas a atender el teléfono mañana. Quiero volver a verte.
-¿Mañana?
-Si, mañana te llamo. Prometeme que me vas a atender.
-Ok, te lo prometo.
Y sonó el portero eléctrico. Era mi amiga. Lo acompañé hasta la puerta y nos despedimos mientras hacía pasar a La Rubia.
Ahh! ¿El vaso de agua? Sí, tomamos un vaso de agua antes que se fuera…
Ir a Post siguiente: 21. En el horno…